domingo, 3 de marzo de 2013

Alice.

 
 
Alicia cayó por el agujero hasta un lugar de ensueño.
Como caen enteras las gotas de lluvia y se destrozan contra el asfalto,
como el hálito que es cálido hasta que se topa con el frío,
como el estío
que de repente ve llegar noviembre.

A pesar de la sorpresa, Alicia abrazó la locura, los sinsentidos, los consejos disparatados, se casó con aquella vida que tanto le costó creer.
Como los besos sin previo aviso,
como un calambur de sentimientos
que pasa desapercibido.

Pero Alicia volvió al final, al mundo real.
Como hay razones que no entienden de corazones,
como hay descuidos que, de tan precisos, son regalos
como dardos de hiel al alma
como llaves y cerraduras que no encajan,
como tú y yo.

Y Alicia se echó a llorar, años después
abrazada al tronco del árbol. [...]