Leí en tus ojos el sentimiento
de un niño castigado,
al que se le ha robado,
y ha soportado vientos.
Leí, con mis manos
el braille impreso de tu piel
que aún madura por los años
conservó aroma a niñez.
Escuché, tus latidos y los míos
que se acompasaron de repente
y el pasado se convirtió en presente
y me da, de tanto amor, escalofríos.
[No sabemos, siquiera, leer. No tenemos lengua alguna más que el silencio.
Lo que hemos compartido hasta ahora es mínimo.
Pero tengo la certeza de que hemos abierto otra puerta y todo está en nuestras manos.
¿Que cómo lo he leído? Puse sobre ti, cinco sentidos.
No sé,
Simplemente, lo supe.]
Y quiero pintar paisajes nuevos para ti
y devolverte tus juguetes,
quiero ser un presente que nunca se acaba
la continuación de una vida parada,
aquella que te mereces.
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