viernes, 22 de enero de 2016

I had a dream.




Como Martin Luther King, Yo         tuve un sueño.
Hoy a penas lo recuerdo.

A veces me golpea las costillas
me araña el pecho
por lo mal que lo hice
y lo mal que lo hicieron.

Una vez tuve un sueño
pero pesa más la verdad
aplasta más
es una viga       de acero
convierte en papel de fumar
lo que entonces quise
y lo que hoy quiero.

Soñar
por soñar
es un placer efímero
pero certero
notar en la boca el sí quiero
mascar todos los talveces
y dejarlos caer en otras bocas
para que todas notaran
el sabor de mis anhelos.

Luego mi anhelo muere
porque, chico, la verdad pesa
y es que a veces
"esfuerzo"
no es la clave,
"convicción"
no es la clave,
"pasión"
no es la clave,
la clave es que no hay clave
porque aquello que todo lo mueve
lo que todo hace funcionar
no es algo que tú elijas hacer
ni sentir
ni pensar.

Soñar por soñar
adictivo, y, por supuesto, traicionero.
Vaya el soñante anotando todos sus sentimientos:
amor loco/lujuria/motivación/determinación/inspiración/
credulidad/esperanza/el fin de los miedos
compruebe como unos mueren de inanición
otros, con tanto azúcar, acaban ciegos
otros no dependen de uno
otros van fluctuando según el día
otros tardan demasiado en llegar
y simplemente
se olvidan.

El fin de cualquier sueño es la vigilia
pero, qué congoja da el despertar
oir caer tan indómita fantasía
ver sus pedazos por el suelo
y caminar

sobre ellos

el resto de nuestra vida.