miércoles, 21 de marzo de 2012

Flowers.


-Acabo de darme cuenta de algo.
-¿De qué?
-De que te quiero.
-...¿Te has dado cuenta ahora?
-En realidad ya lo sabía, pero a veces me doy cuenta. Me acuerdo mucho mejor. Es como... como una flor, ¿sabes de qué te estoy hablando? Desde que tengo uso de conciencia, sé que las flores huelen bien. Es así, por defecto. Los ramos de rosas huelen bien. Sin embargo, un día veo una rosa, me la acerco a la nariz y al olerla pienso "¡qué bien huele!", ¿no es estúpido? ya sabía que olería bien. Todo el mundo lo sabe. Pero lo cierto es que no puedo evitar sorprenderme de que huela bien porque altera mis sentidos en el presente y me causa una sensación palpable, certera. Sucede lo mismo contigo. Claro que sé que te quiero y es, para mí, una verdad absoluta como que el fuego quema. Pero esa sensación resiste en los momentos clave, cuando hay un contacto, cuando conecto, cuando conectamos los dos. ¿No es increíble? Creo que nunca dejarás de sorprenderme.

lunes, 5 de marzo de 2012

Lo de después.


Y después queda la escarcha en los labios, secos
las sábanas viudas de la seda de tu piel, ásperas
las persianas de mis ojos caídas
y un <<cerrado por defunción>>.
Queda el preludio de mil perdones,
en mitad del silencio, un cabizbajo <<te quiero>>
mi corazón violado y preñado de ilusiones
que hoy aborta un huevo huero.

Y después ¿qué me queda?
Nada más.
Abrazar tu sombra mientras te sigo 
por las calles frías de este anhelo mío
de despertar en otra realidad.