¡Por un ósculo tuyo
no sé cuánto daría!
Por el saludo cálido del esquinanto de tus labios,
¡quisiera yo, que floreciese dentro mía!
Que cruzase mis arterias, la alegría,
Que la brevedad de la vida fuese un episodio
cuyo desenlace naciera de ese momento
y el resto se lo llevase el viento
al lugar donde yacen, muertos
la desilusión y el odio.
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Cuánta fuerza Elisabeth en tu poema, se siente amor en el aire, me gusta mucho, besos
ResponderEliminarMe gustó, aunque lo de ósculo, aunque correctamente definido, no me suena bien, así que te enviaré... un beso.
ResponderEliminar:)
Eso suena muy bien. Que rico.
ResponderEliminarLos mejores besos son los robados...
ResponderEliminarSaludos y un sábado.
...para besos, aquí va uno:
ResponderEliminarhttp://superehore.blogspot.com/2010/06/kiss.html
Elisabeth vengo a verte nuevamente te dejo un abrazo
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