domingo, 28 de noviembre de 2010

Black Queen.


Me lo preguntas todos los días, aunque ya sabes mi respuesta. No puedo salir de casa, tengo el jardín sembrado de sombras encendidas como velas... como velas en los negativos de una foto. Están en la puerta, se agolpan en las ventanas, para mirar lo que hago durante el día. Bajo las persianas para no ver más esos bultos empujándose en el más absoluto silencio, como si yo les llenase de curiosidad. No sé cómo me ven, porque no veo sus ojos, siquiera su rostro, solo veo llamas que enjaulan la oscuridad de un auténtico agujero negro. Pero me ven.
En la casa todo está sumido en la penumbra. El suelo cruje, los muebles crujen, las lámparas titilan, se huele a cerrado.Y yo... yo no puedo ver mi reflejo. Los espejos abren puertas a extrarradios de la consciencia, hay veces que me asomo y veo que mis vestidos se derriten, que la imagen se colorea y luego caen trozos de óxido por todas partes; que como en un film quemándose, me deshago. Entonces aterrada salgo corriendo, subo hasta aqui arriba, donde la paz es casi total. Me acaricio el pelo con las manos, imaginándome que me lo tocas tú, me peino. Me sonrojo porque siento que te gusto. Me callo porque me gusta escucharte, silvando en las ventanas, congelando mis poros, entrando en mí. Aquí está mi hogar, hablo contigo, soy tan feliz.

2 comentarios: