domingo, 26 de febrero de 2012

Oscuridad 2.0


Ella prefería la oscuridad. Apagaba todas las luces y se sumergía en sí misma. Arrinconada en una esquina ponía a prueba su propia mente. A veces imaginaba que le susurraba al oído, que le acariciaba una pierna, sentía la fuerza de un mordisco impalpable, le regalaba su aliento al invisible cuerpo que la hacía feliz. Crujían los muebles, las paredes. Las bombillas apagadas chispeaban en su interior, como si se tratase de un público conmovido ante la belleza de aquel espectáculo. El ser invisible siempre estaba dispuesto a llegar tan lejos como ella imaginase, por eso él era perfecto. Por eso él nunca fallaba. Por eso nadie más la había conocido tan bien, por eso todos los demás veían la simpleza de su cuerpo y su figura, desnudos, como si dentro el mecanismo fuera simple. Como si dentro solo hubiera vísceras y sangre. Como si ella no existiera. Ella, que aceleraba su respiración a medida que avanzaban las agujas. Que veía el cuarto iluminado en la mayor de las tinieblas y dejaba, durante un instante, de reconocerse a sí misma. Eso sí, nunca se pedía perdón después, el final era demasiado bello como para no justificar los medios.
-Déjame, que me estoy revolcando con la oscuridad.
Me dijo. Y salí de la habitación con el corazón en un puño.

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