miércoles, 10 de octubre de 2012

Knees.

 

Sus rodillas son el germen de mis emociones
silbadas,
 sutiles y mermadas,
brisa soplando en sus corvas.

Sus rodillas tienen una cicatriz que guarda revoluciones
tiempos pasados de rabia y gritos
que ahora parecen mentira,
mientras la miro.

Sus rodillas son esquivas bisagras que me controlan
recuerdo su caminar férvido
como oasis en el desierto de mi olvido
una efeméride que vaga errante
por cada sueño de mis noches.

Al caer mis párpados la veo,
veo la suavidad de sus articulaciones
mientras se acercaban a mí, sus piernas.
Sentía yo el pudor de su desnudez en mis carnes
por resultarme más de lo que podría yo merecer
pero ella sonreía y,
en lugar de retroceder
yo bajaba hasta sus rodillas.
Ellas que querían venir a mí, 
ordenaban el paso,
la traían a mis brazos
bajo el peso de su cuerpo frágil.
  
Sus rodillas forman parte del camino,
mi camino,
el que yo sigo,
cuando quiero llegar a su ombligo,
son la lija y la seda en mi vida
ávidas de mis caricias,
no quiero otras conmigo.
Se morirán las musas, una tras otra
no me quedarán derrotas
que desgranar aquí,
pero siempre quedarán sus rodillas
para sacar palabras
de mis nadas que decir. 

2 comentarios:

  1. Uy, no hablemos de rodillas que me tengo que operar del menisco de las dos.

    Aunque no es mentira y bromas aparte, me gustó ese camino que conforman las rodillas.

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