martes, 26 de octubre de 2010

Asleep.


Te veo acostada y profundamente dormida, frente a mí. Flotando en alguna atmósfera fuera de este epicentro.
Tu piel de nácar perfumado reposa en un compás de latidos. Percibo el movimiento.
Hay surcos seseantes en tu espalda, en tus corvas, en tu pecho. El aire los toca cóncavos, y los llena.
Se retuerce una red entorno a tu corazón como una sierpe de sangre y de vida, plena.
Através de ella, mi amor contigo.
Convertida en algodones que vuelan con mi soplido,
eres un diente de león
bajo el sol del mes de Diciembre, perdido.
Un niño te dibujó, difusa, en un trazo de carbón.
Soplé, mi amor, sobre los trozos, y quedaste en la penumbra de esta habitación,
donde te miro.
Dejaste caer los párpados, ligeros, y tus pestañas barrieron mi mirada 
el reflejo de la tuya quedó prendido en mi retina. Como una ilusión.
Mis oídos quedaron sumidos en una ensoñación
donde las paredes respiran contigo y atiendo al rumor de vuestro aliento junto al mío.
Desde el lugar donde habitas en tus sueños, cuando andas allá arriba, me hablas.
Me acuesto a tu lado y cierro los ojos para escucharte.
Comprendo así la energía desprendiéndose de tu vórtice y alcanzándome, y me hablas.
Contigo existe la vida. Verte dormida es la prueba irrefutable de que existe mucho más. Llegas hasta mí cuando duermes, a escondidas de la máquina y de toda trampa y cartón, caminas a hurtadillas por un laberinto de inconsciencia y me alcanzas; sin forma, invisible, insípida, incolora, para contarme este secreto.(...)
Nos quedamos dormidos.

2 comentarios:

  1. Dormir es aburrido. Y una pérdida de tiempo

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  2. Madre mía Gin, vaya comentario. Destroyer total. :D
    Piel de nácar for the winner!

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